Santiago de Cuba, legado de medio milenio al Patrimonio Mundial de la Humanidad

Esto es lo que no te debes perder de Santiago de Cuba, según la UNESCO

Publicado por Sol de Cuba, julio 25, 2025


Este 2025, la ciudad de Santiago de Cuba celebra con orgullo sus 510 años de historia, una travesía marcada por la riqueza cultural, la resistencia y la belleza natural.

 Fundada en 1515 por el conquistador español Diego Velázquez de Cuéllar, Santiago ha sido testigo de innumerables acontecimientos que han moldeado no solo la historia de Cuba, sino también su identidad cultural.

En honor a ese legado, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha incluido algunos lugares de la legendaria urbe como parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad, como es el caso del Castillo del Morro San Pedro de la Roca y el Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones Cafetaleras en el Sudeste de Cuba; y del Patrimonio Cultural Inmaterial, que comprende los Saberes de los Maestros del Ron Ligero y la Tumba Francesa.

Lo que no te debes perder de Santiago de Cuba, según la UNESCO

1. Castillo del Morro San Pedro de la Roca

El Castillo de San Pedro de la Roca forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Las rivalidades comerciales y políticas en la región del Caribe durante el siglo XVII tuvieron por resultado la construcción de este conjunto masivo de fortificaciones erigido en lo alto de un promontorio rocoso para proteger el importante puerto de Santiago.

El intrincado complejo de fuertes, polvorines, bastiones y baterías, fue edificado con arreglo a los principios de diseño de la Italia renacentista, es el ejemplo más completo y mejor conservado de la arquitectura militar española en América.

Fue inscrito en el listado de la UNESCO en 1997, lo que incrementó las posibilidades para la preservación tanto del Castillo como de sus baterías anexas de La Estrella, Santa Catalina y Aguadores, que protegía la entrada a la bahía y al puerto de San Diego de Cuba.

La fortaleza, que ha sido reparada, reconstruida y consolidada numerosas veces debido a terremotos y ataques, decayó a principios del siglo XX debido a la falta de mantenimiento, pero fue restaurada en la década de 1960.  

Hoy el Castillo, con su imponente faro, ofrece vistas espectaculares del mar Caribe y ha sido restaurado para preservar su historia. Los visitantes pueden explorar sus murallas, pasadizos y torres, sumergiéndose en la rica historia de la ciudad y disfrutando de un paisaje que ha permanecido casi intacto durante siglos.

2. Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones Cafetaleras en el Sudeste de Cuba

Otro tesoro cultural de Santiago, también considerado Patrimonio Mundial, es el Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones Cafetaleras en el Sudeste de Cuba, conforman un conjunto de 171 edificaciones agroindustriales de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX que constituyen una muestra material de un acontecimiento histórico de gran importancia para el mundo:  la Revolución Haitiana.

Este fenómeno trajo consigo elementos de una cultura determinada que tuvo sus manifestaciones, no solo en la obra arquitectónica, ingenieril o hidráulica, sino también en la economía, la música, la danza, la literatura, la gastronomía, la religión, el arte, los gustos y las costumbres que forman parte del patrimonio intangible, y que fue tan diferente del desarrollado en la isla antes de la llegada de los inmigrantes franco-haitianos.

Inscrito por la UNESCO en el año 2000, los vestigios de las plantaciones de café del siglo XIX, situados al pie de la Sierra Maestra, se han convertido en un testimonio excepcional del uso de técnicas agrícolas precursoras en terrenos difíciles, con lo cual se aclaran aspectos significativos de la historia económica, social y tecnológica del Caribe y América Latina.

Este complejo industrial cafetalero constituye el testimonio más antiguo de su tipo que ha sobrevivido de los orígenes de la cultura cafetera en el ámbito americano. En él, el empleo del sistema húmedo de beneficios del café alcanzó su plenitud en la región, convirtiéndose en antecedente del sistema moderno para el procesamiento del grano.

Actualmente, los planes de desarrollo se centran en el turismo controlado en zonas definidas, conectadas por senderos peatonales donde el transporte motorizado no es posible. Otras iniciativas, diseñadas para mejorar la situación socioeconómica de la región, han incluido estudios de desarrollo económico y uso del suelo.

3. La Tumba Francesa

La Tumba Francesa es una manifestación cultural que combina música, danza y rituales de origen africano y francés, reflejando la diversidad cultural de Santiago. Este patrimonio inmaterial se celebra especialmente durante las festividades y es una expresión de la identidad afrodescendiente de la región.

Fue inscrita en 2008 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, aunque se le proclamó parte de ella originalmente en 2003.

El tipo de baile, canto y percusión llamado Tumba Francesa llegó a Cuba con los esclavos haitianos, que fueron trasladados a la parte oriental del país tras las revueltas que sacudieron Haití en 1790. Los primeros testimonios escritos de esta tradición datan de principios del siglo XIX, donde consta que esta danza encarna uno de los vínculos más antiguos y visibles con el patrimonio afrohaitiano de la provincia cubana de Oriente.

También es el fruto de la fusión, en el siglo XVIII, de la música de Dahomey (África occidental) y de los bailes tradicionales franceses. Tras la abolición de la esclavitud en Cuba en 1886 y la migración urbana de los libertos en busca de trabajo, surgieron las sociedades de Tumba Francesa en varias ciudades del Este de la isla.

La popularidad de la Tumba Francesa alcanzó su apogeo al final del siglo XIX. Hoy día, sólo se interpretan regularmente dos de los numerosos estilos de Tumba Francesa: el masón, una parodia jocosa de los bailes de salón franceses, y el yubá, un baile improvisado basado en ritmos frenéticos de tambor.  

4. Saberes de los Maestros del Ron Ligero

La tradición del ron ligero en Santiago de Cuba es un arte que ha sido transmitido de generación en generación. Los maestros roneros son los guardianes de un conocimiento ancestral que abarca desde la selección de caña de azúcar hasta el proceso de destilación y envejecimiento del ron. Esta habilidad no solo se refleja en la calidad del producto, sino también en la cultura y la identidad de la región.

Estos saberes fueron inscritos en 2022 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Su expediente, disponible en la UNESCO, explica que el ron ligero cubano se originó en 1862 en la ciudad de Santiago de Cuba.

Desde entonces, se ha producido una transmisión ininterrumpida de los conocimientos de los maestros roneros cubanos, que se ponen en práctica en bodegas de envejecimiento, zonas de mezcla y laboratorios.

Independientemente de la marca, los maestros del ron ligero siguen un código ético centrado en el respeto a la cultura del ron cubano y a su historia, así como a las buenas prácticas, con la ecocultura y la armonía con el medio ambiente como eje central.

Hoy, quienes visitan la ciudad de Santiago de Cuba pueden participar en catas y recorridos por destilerías, donde aprenderán sobre el proceso de elaboración del ron y su importancia en la vida social y económica de la ciudad.  

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