Del Saudade al Gato Tuerto, 24 horas de música en La Habana
La música cubana seduce a viajeros de todo el mundo. Te compartimos las vivencias de un visitante colombiano.
Publicado por Sol de Cuba, julio 2, 2025

Luis Fernando Cardona visitó Cuba recientemente y comparte estas experiencias que aquí reproducimos en el sitio web www.elopinadero.com.co
Son las 9 de la noche del sábado 14 de junio y en La Habana a los miembros de la delegación colombiana al Seminario Internacional de Periodismo y turismo nos quema un sol que refulge como si apenas fuera el medio día.
En minutos visitaremos el bar Saudade, localizado en una edificación contigua al Costillar de Rocinante, el hotel donde estamos alojados.
Hemos sido Invitados a un show de jazz a cargo de una joven y bella promesa de la música cubana que acaba de hacerse con el premio “Cubadisco”. A propósito de esta expresión, Saudade según la Real Academia de la Lengua Española es una palabra proveniente del portugués saudade que significa: Soledad, nostalgia, añoranza.
En contraste, la artista es alegre, extrovertida, vivaz y su voz tiene una vibración mágica capaz de llevarnos, sin el menor esfuerzo, por todos los estados del alma.
Brindamos mojitos y daiquirís, los cocteles endémicos de la isla, y nos entregamos por completo a la ensoñación, al son de la música cubana.
No hay duda, me digo, “en Cuba levantas una piedra del camino y brota un cantante”. Con razón el Trío Matamoros ha inmortalizado esa virtud en una estrofa: “…¿De dónde son los cantantes?. Serán de La Habana, serán de Santiago tierra soberana. Son de la Loma». En todas partes, particularmente no concibo un solo cubano que no lleve el ritmo y el sabor en la sangre.
Sin embargo, el gran banquete cultural está previsto para mañana domingo 15 de junio. Nos espera un concierto de bienvenida en el Teatro Nacional de Cuba, bajo la dirección del Maestro Igor Ernesto Corcuera Cáceres, director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional. En una imponente edificación cerca de la Universidad de La Habana con ingreso gratuito para el público.
En el hall, el público admira una exposición fotográfica que evoca momentos de la revolución y actividades enmarcadas por el espíritu de lucha y la laboriosidad de la población de esta ínsula caribeña. En las bancas, se destacan padres de familia que cultivan las bellas artes en sus hijos, uno de los cuales estudia violín y otros dos, el piano y el violonchelo. Mi amiga Patricia, entre tanto, no pierde el tiempo y discretamente sigue haciendo gestión cultural, lo cual le merece gran reconocimiento aquí en La Habana, aunque en nuestra patria prefiere mantener un perfil bajo.
En la tarde, también en el sector del Vedado, conocido oficialmente como Municipio de Plaza de la Revolución, núcleo comercial y principal barrio residencial de La Habana, en medio de un conjunto casas señoriales de estilo ecléctico la mayoría de principios del siglo XX, nos espera otro concierto, pero esta vez de ópera en la Casa Musical de Cuba, a cargo de la soprano Milagros de los Ángeles y otro artista cuyo nombre no logro recordar.
La ejecución es magistral, no podía ser de otra manera, tanto en las interpretaciones individuales como a dúo. Me impactó particularmente La Traviata, mucho más familiar a mis recuerdos.
Al finalizar, la artista con su inmensa y generosa sonrisa posó para las fotografías que nos llevamos de recuerdo a casa. A su vez nos hizo portadores de su saludo cariñoso a nuestro paisano Díver Higuita de quien dijo, no es su amigo sino su “hermano”.
Con el corazón en bandolera, retornamos al hotel y nos preparamos para recibir una última fiesta de los sentidos, esta vez en el bar El Gato Tuerto, donde nos esperaba una mujer que bien podría ser la reencarnación de Celia Cruz cantando sus ritmos contagiosos e invitándonos a compartir con ella la tarima, coreando y bailando salsas, boleros y danzones.
Así transcurren 24 horas de música y son en la capital cubana. Ni se imaginan lo mucho que nos espera.