Claroscuros en Cayo Coco
Hay, en esas escenas del crepúsculo y la noche intensa, atractivos que harían volver a Cayo Coco, a Rocarena y a Playa Larga
Publicado por Sol de Cuba, 08/09/2025

TEXTO Y FOTOS: Román Romero López
Desde el punto más alto de Rocarena y sus inmediaciones, Playa Larga ―considerada uno de los mejores segmentos de balneario en Cayo Coco y punto de origen del desarrollo turístico en el destino Jardines del Rey―, ofrece un espectáculo natural al caer la tarde, mientras el sol parece descomponerse en el horizonte, como si lo hiciera justamente detrás de las más emblemáticas instalaciones hoteleras del lugar.
Las aguas verdeazules y poco profundas que durante el día proporcionaron disfrute a vacacionistas nacionales y extranjeros se tornan oscuras y tenebrosas para quienes respetan el entorno marino una vez cubierto por el manto de la noche. Sin embargo, hay algo mágico en aquella transición, mientras el Astro Rey discurre sus últimos rayos sobre las saladas aguas y el mar mantiene el vaivén de las olas, a un ritmo cada vez menor.

A lo lejos, apenas se dibuja la silueta de las dunas con su vegetación y sobresalen las ramas de manglares que pese a los embates de huracanes permanecen enhiestos, ofreciendo mayor seguridad a la zona costera y la infraestructura creada para el ocio.
En aquella escena, contrapuesta a la claridad y variedad de colores del día, y a la invariable gama de tonalidades que proporcionan las aguas bajo la influencia del sol y los pastos marinos, descubro nuevos hechizos, al tiempo que inhalo y me colmo de un aire puro, con el más reconfortantes de los olores a salitre.
A veces giro la mirada hacia otros puntos del horizonte donde la inmensidad del ambiente marino pareciera concluir, mas sé que es solo el límite que alcanza mi mirada y más allá está la continuidad de un espacio cargado de misterios, historias y leyendas conocidas desde la infancia y alentadoras de ese deseo de volver a las infinitas aguas que bajo la más clara y abrasadora de las luces y, aún en las tinieblas, reservan siempre encantos que no dejan de sorprender y enamorar.
Mientras me adentro en esta filosofía, encima de una roca en la zona costera, me sorprende la noche, desprovista de sus diamantes y sin indicios de asomo de la luna, que con regularidad no permite que el mar oscurezca del todo al verter, desde el lejano horizonte, una luz más tenue sobre el inmenso mundo acuático.
Hay, en esas escenas del crepúsculo y la noche intensa, atractivos que me harán volver a Cayo Coco, a Rocarena y a Playa Larga, localizados en un verdadero paraíso terrenal, donde también se revelan los más hermosos atardeceres y tal vez los encantos ocultos de un paisaje.


