No podía faltar en este enfoque de lo natural una panorámica de algunas de las principales manifestaciones y tradiciones culturales de las ciudades y pueblos del norte holguinero enmarcados en esta ruta de turismo de naturaleza.
Entre las más autóctonas destaca la Tumba Francesa de Bejuco –de origen franco-haitiano de la primera mitad del siglo XIX– situada a poca distancia del río de la ciudad de Sagua de Tánamo, en las montañas, lo que ha coadyuvado a que el grupo conserve su ritmo sin mezcla con los ritmos urbanos.
También Banes, llamado capital arqueológica de Cuba, posee el mayor museo de este tipo (modalidad de espeleoturismo) in situ del Caribe insular: Chorro de Maíta, donde turismo cultural y de recorrido se combinan en armonía perfecta con el turismo de naturaleza.
TRADICIONES CULTURALES DE BARACOA Y GUANTÁNAMO
En la zona de Baracoa la cultura aborigen agroalfarera alcanzó un gran desarrollo. Cincuenta y cinco sitios arqueológicos diseminados por toda la costa han permitido obtener abundante información sobre esos asentamientos poblacionales.
La música es el arte por la que más se conoce a Cuba en el mundo. También a Baracoa, aunque el privilegio se comparte con las artes plásticas, y en específico, la pintura.
Tiene entre sus tesoros culturales ocho formas de canto y baile que sólo tienen su acento en esta pintoresca villa: Kiribá, Nengón, Valse, Aeroplano, Pasión, Carril, Cabaré y Bombo Camará. Los instrumentos musicales que se utilizan para interpretar estos ritmos son el tres, la marímbula (sustituida por el contrabajo en las agrupaciones profesionales), bongós, guayo, maracas, y ocasionalmente las claves.
TUMBA FRANCESA POMPADOUR PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
Una de las expresiones músico-danzarias más antiguas e importantes de la cultura cubana, que ha influido directa o indirectamente sobre otras manifestaciones artísticas surgidas con posterioridad, como las congas y comparsas. Su presencia en la Isla data de finales del siglo XVII. En el barrio de la Loma del Chivo, sede de la Sociedad Pompadour Santa Catalina de Ricci, los visitantes pueden disfrutar la música y el baile interactuando con los tocadores y bailadores, además de recibir informaciones sobre su historia y evolución del siglo XVIII.
Cafetales franceses
En los inicios del siglo XIX se produce un fuerte proceso migratorio de colonos franceses procedentes de Saint Domingue, que se ubican en la parte nororiental de la región, principalmente en la zona de Yateras, El Salvador, Guantánamo y Baracoa, evidencias declaradas patrimonio cultural de la humanidad. A partir de esas inmigraciones quedaron arraigadas formas de esta cultura que se evidencia en la lingüística y la oralitura, la danza, el arte culinario, la música, la religión, y la arquitectura, insertándose en la identidad guantanamera.
TUMBA FRANCESA LA CARIDAD DE ORIENTE
La Tumba Francesa La Caridad de Oriente, declarada por la Unesco Patrimonio Oral e Inmaterial de la, Humanidad, en 2003, cumplió 155 años. Esta tradición cultural es por ocho generaciones, inspiradas en los cantos y bailes y en las refinadas evoluciones de matizadas por la sensualidad y el sonido de los tambores africanos.
El origen de esas sociedades que proliferaron en el suroriente cubano se remonta al siglo XVIII cuando en las plantaciones cafetaleras los amos franceses permitían momentos de esparcimiento a los esclavos, en los días festivos de los Santos Patrones, mezcla de lo asimilado de los hacendados y de la música y la danza traída por ellos desde sus lejanas tierras africanas.
Tales agrupaciones, además de su carácter recreativo, funcionaban para el socorro y la ayuda mutua con manifestaciones también en la religión, la culinaria y la lingüística. En las haciendas de los franceses Antonio Venet y Santiago Danger, situadas en las alturas del poblado de El Caney, tuvo sus raíces la Tumba Francesa Lafayette, nombrada así en honor al general abolicionista. En 1905 se dividió en dos y una de ellas, La Caridad de Oriente, sobrevive hasta hoy desde aquel 24 de febrero de 1862.
En las haciendas de los franceses Antonio Venet y Santiago Danger, situadas en las alturas del poblado de El Caney, tuvo sus raíces la Tumba Francesa Lafayette, nombrada así en honor al general abolicionista. En 1905 se dividió en dos y una de ellas, La Caridad de Oriente, sobrevive hasta hoy desde aquel 24 de febrero de 1862.
En los albores del pasado siglo radicó en el barrio de Los Hoyos, donde se sumaron nuevos integrantes, atraídos por sus toques, sus cantos y sus bailes.
La música se caracteriza por tres grandes tambores o tumbas, confeccionados con madera y piel de chivo, y los ejecutantes se nombran de acuerdo con su instrumento: mamamier para el premier o principal, secondier para el second (segundo) o bula y cataye, que toca el cata, mientras las cha-cha o marugas acompañan al coro y son de las mujeres. La tambora o requinto va colgada al cuello.
Los bailes, por su parte, son el yuba, de fuerte influencia africana, y el mason, que recuerda a algunos de salones de París como el minuet; además de la tahona, en el cual hay improvisación y los bailarines danzan alrededor de cintas de colores que tejen y destejen.
La Tumba Francesa es un espectáculo organizado, complejo y prolongado y puede compararse internacionalmente con la contradanza, género de salón de origen inglés popularizado en América Latina.
En los cantos el coro resulta primordial y la voz guía la lleva el composee, quien improvisa al compás de los toques y el acompañamiento. Esa función ha sido desempeñada siempre en esta Tumba por mujeres. El ritmo contagioso de esos acordes está marcado por sentimientos de pertenencia, rebeldía y heroísmo, junto a sátira y comicidad.
Batas de cola y corte princesa para las damas, que llevan los cabellos enfundados en pañuelos de colores y camisas de cuello duro y chalecos para los caballeros recuerdan la elegancia de las modas parisinas.El jigote, el ajiaco, las empanadillas, frituras de mariscos, harina de maíz, carne de cerdo y tubérculos hervidos con aliños de cítricos, acompañados por arroz congrí y bebidas como el ponche, el aguardiente o rones, son los platos típicos que forman el legado culinario de la Caridad de Oriente.
Esos valores perdurables de esta Tumba trascienden y son un monumento vivo del sedimento espiritual de la Humanidad y así se les considera a escala universal.
CULTURA TUNERA
En 1964, Orta Ruiz, José Ramírez Cruz, Ramón Veloz y Manuel Fernández, pensaron en una fiesta representativa de la cultura campesina que tomara a Juan Cristóbal Nápoles Fajardo “El Cucalambé” como figura principal.
Durante varios años esta fiesta se celebró con carácter nacional en El Cornito, Las Tunas. En cada una se fueron agregando nuevos elementos hasta convertirla en un evento que reúne lo más representativo de la cultura popular, espiritual y material del cubano.
En 1974 se efectúa el primer Encuentro [Hispanoamericano] auspiciado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y la Casa de Las Américas. En 1986 las fiestas campesinas se extienden a otras regiones del país y a los ochos municipios de la provincia con la realización de “Cucalambeanas de Base”.
Se diseñan espacios para juegos tradicionales, de niños y adultos, que atraen gran cantidad de participantes y espectadores. Cada jornada realza los (bailes tradicionales cubanos); es posible disfrutar de las ejecuciones de niños, jóvenes y adultos en el zapateo, el son, la caringa, el baile del gavilán, el papalote, el chivo, el papelón y el nengón, entre otros. Se han rescatado innumerables juegos campesinos. La elaboración de platos tradicionales y bebidas es otra de las características de estas fiestas.