No resulta un empeño imposible demarcar fronteras entre los componentes de la gastronomía cubana, en su conjunto, y las formas específicas de comer y beber, al nivel de regiones, provincias y localidades de esta Isla Grande.
No obstante al predominio de similitudes existentes en todo el país, el Oriente cubano presenta sutiles rasgos distintivos en sus procesos de endoculturación (transmisión generacional de saberes y prácticas dentro de un mismo medio geográfi co, social y cultural), respecto al comportamiento humano en fogones y mesas.
El territorio que comprende los 14 municipios de la provincia de Holguín se encuentra favorecido por una notoria pluralidad del medio natural. Costas, campiñas, montañas, poblados y sitios urbanos diversifi can la existencia de productos agrícolas y del mar, junto a especies de ganado menor como el cerdo, el carnero –llamado ovejo en esta región– y aves de crianza, con sus consiguientes tradiciones. En estas convergen la autoctonía con las improntas migratorias y las infl uencias venidas de cerca y de lejos. De los aborígenes, persiste –aunque no en la medida que debiera ser preservado– el casabe, para acompañar ciertos alimentos guisados, al igual que otras elaboraciones tanto saladas como dulces, a base de yuca, tal como ocurre con el boniato y el plátano. Lo hispano está dado no solo por la procedencia de la mayor parte de animales productores de carne sino también en el gusto por los densos caldos, los embutidos, los arroces compuestos y una amplia repostería. También destacan en las tradiciones culinarias el empleo de la leche de coco, marcado por un privilegiado entorno caribeño, y el aprovechamiento de la fruta del pan, consumida en diferentes variantes. La influencia árabe, especialmente aportada por los libaneses, se manifiesta en el pan árabe, la col rellena con arroz y carne, las lentejas y los garbanzos.
Por su parte, las zonas costeras son pródigas en platos a base de pescado, mariscos y moluscos, costumbre en la que destaca el municipio de Gibara, afamado por las jaibitas rellenas, el arroz a la marinera (especie de paella a base de productos marinos, además de carne de cerdo y pollo), el pulpo, el ostión, el cobo, la cigua y la coquina.
Resaltan, tanto al mencionar sus nombres como al degustarlas, elaboraciones regionales con muy singulares denominaciones: el caro (hueva de cangrejos colorados), el peber (combinación de huevo con tomate), el guabul (atol confeccionado con fruta del pan), la tulanga y el frangollo (postres a base de viandas). Hablamos, entonces, de una gastronomía que no requiere de préstamo alguno para erigir sus valores regionales.
Masas de cerdo Tacámara
Se nombra así un poblado perteneciente al municipio Báguanos. Similar elaboración puede encontrarse en algunas localidades de la provincia de Pinar del Río. Tiene la particularidad de añadir yerbas aromáticas poco usuales en la cocina tradicional cubana.
Ingredientes:
Cerdo (carne magra) 3,5 kg
Pimienta negra y sal al gusto
Zumo de naranja agria 350 mL
Ajo fresco 100 g
Cebolla 100 g
Hojas de menta y albahaca al gusto
Aceite vegetal 350 mL
Existen otras variantes de este plato en las que se
sustituye la menta y la albahaca por el orégano.
Elaboración:
Cortar la carne de cerdo en dados y salpimentarlos. Introducirlos, durante no menos de 1 hora, en un adobo o marinada preparada con el zumo de naranja agria, el ajo y la cebolla fi namente cortados y las hojas de menta y de albahaca. Sellar las carnes previamente, hasta dorarlas, y luego cocinarlas a fuego lento junto con el propio adobo, durante unos 3 minutos más. Suele acompañarse de yuca con mojo. Da 10 porciones, aproximadamente.
Coquitos nevados
Fiel a la imagen de los trópicos, los cocoteros se encuentran presentes en cualquier parte de la Isla Grande. Del aprovechamiento de sus frutos, la gastronomía holguinera no puede quedar excluida.
Ingredientes:
Masa de coco sarazo 300 g
Azúcar refi no 250 g
Agua 120 mL
Sal al gusto
Elaboración:
Rallar la masa de coco sarazo por la parte fina de un guayo o mandolina. Verterla en una cazuela, añadirle el agua y ponerla al fuego hasta que ablande. Puntear de sal. Añadir el azúcar y revolver todo hasta lograr una consistencia cremosa. Retirar del fuego y dejar refrescar. Modelar a mano (en bolas) o mediante moldes. Da 10 porciones, aproximadamente.
Saoco holguinero
Este tipo de cóctel integra uno de los 10 clásicos cubanos. Se sustituye el ron Havana Club Añejo 3 Años por el ron refi no Bariay, producido en Holguín. Es la bahía de Bariay, el punto de la costa Norte del Oriente cubano, perteneciente al actual municipio de Rafael Freyre, por donde se asume desembarcó Cristóbal Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo, el 28 de octubre de 1492.
Ingredientes:
Agua de coco 150 mL
Ron Bariay 60mL
Zumo de limón 20mL
Hielo frappé al gusto
Elaboración:
En su recipiente natural (coco ahuecado por su parte superior) mezclar bien todos los ingredientes. Servir acompañado con dos absorbentes largos y servilleta de papel para sujetar el coco con las manos.
Fiel a la imagen de los trópicos, los cocoteros se encuentran presentes en cualquier parte de la Isla Grande. Del aprovechamiento de sus frutos, la gastronomía holguinera no puede quedar excluida.