El patrimonio monumental dice quiénes somos

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Los monumentos representan un capítulo particular de la cultura universal. Son reconocidos como tales las grandes obras nacidas del genio creador humano y la naturaleza, que permanentemente nos legan testimonios materiales excepcionales, cuyo principal valor está en su contribución al entendimiento de un territorio, los pueblos que lo han habitado a lo largo del tiempo y sus culturas, del mismo modo que tributan a la conformación de una identidad colectiva.

El concepto de monumento ha evolucionado en el tiempo. De una valoración asociada exclusivamente a las obras de nuestros antepasados, llegamos a una defi nición más amplia que reconoce el valor de la edifi no solo aislada, sino del conjunto; sitios naturales y de la acción combinada de los seres humanos y la naturaleza, incluyendo el paisaje generado por esa
interacción.

En el caso del archipiélago cubano, las particularidades fisiográficas y geomorfológicas propiciaron el hábitat de una gran diversidad de especies animales y vegetales, algunas con un endemismo, así como de formaciones geológicas de gran valor estético y ambiental.

La actividad humana en este contexto, que se estima data de varios milenios atrás, con una mayor intensidad en los últimos cinco constantemente ha generado testimonios del formidable proceso social, económico y cultural que aquí tuvo lugar y propició que sus expresiones materiales parte del rico legado cultural de la nación cubana.

La relación de construcción, protegidos en Cuba por sus valores excepcionales amplia, incluye bienes declarados Mundial, Monumentos Nacionales, Locales Zonas de Protección.

PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD

La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones, La Habana (1982)
Villa de Trinidad y el Valle de los Ingenios, Sancti Spíritus (1988)
El Castillo de San Pedro de la Roca del Morro, Santiago de Cuba (1997)
Centro Histórico de la Ciudad, Cienfuegos (2006)
Centro Histórico de la Ciudad, Camagüey (2009)

PATRIMONIO ORAL E INMATERIAL DE LA HUMANIDAD

La Tumba Francesa, Santiago de Cuba y Guantánamo (2003)

PATRIMONIO NATURAL DE LA HUMANIDAD

Parque Nacional Desembarco del Granma (1999)
Parque Nacional Alejandro de Humboldt (2001)

PAISAJE CULTURAL DE LA HUMANIDAD

Valle de Viñales (1999)
Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones
Cafetaleras del Suroriente de Cuba (2000)

Cuba es signataria de la Convención para la protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la UNESCO desde 1981, en el marco de este importante convenio de colaboración internacional se han inscrito nueve sitios cubanos en la prestigiosa lista del Patrimonio Mundial.

La Comisión Nacional de Monumentos por su parte ha declarado 274 bienes con la condición de Monumento Nacional, 211 como Monumento Local y 47 tienen la condición de Zona de Protección.

En el conjunto de bienes protegidos destacan algunas tipologías por su relevancia patrimonial, signifi cado simbólico para sus habitantes y el aprovechamiento de su potencial turístico de forma sostenible desde el punto de vista ambiental, socioeconómico y patrimonial.

El mejor ejemplo son las ciudades, las cuales son portadoras de un patrimonio cultural excepcional, añejado por sus pobladores durante siglos y que tiene la particularidad de ser representativo de una amplia diversidad de estilos y funciones en su arquitectura, palpables para el visitante, con un alto grado de autenticidad e integridad en los atributos portadores de su signifi cado cultural.

Son ciudades vivas, que mantienen su centralidad y la población residente le otorga una dinámica palpitante, constituyen el espacio por excelencia de la vida cotidiana de la gran mayoría de los cubanos y donde se expresan las diversas manifestaciones de la cultural nacional.

El plan de gestión de la Habana Vieja es un ejemplo de articulación coherente de la protección y rescate del patrimonio cultural del centro histórico, el mejoramiento de la vida de la comunidad y la implementación de una política que potencia el turismo cultural como fuente principal de financiamiento de la gestión patrimonial.

En otras ciudades la rehabilitación y puesta en valor de inmuebles que tuvieron o son compatibles con el uso turístico, ha contribuido al rescate de estos bienes y la reanimación de sectores urbanos.

No menos interesante puede resultar a los visitantes foráneos la variedad de paisajes naturales o culturales. Entre los primeros destacan sitios con formaciones geológicas de gran excepcionalidad y belleza o la presencia de una gran diversidad biológica y un alto endemismo. Los Parques Nacionales Desembarco del Granma y Alejandro de Humboldt son representativos de estos valores y en consecuencia fueron incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial.

La actividad humana por siglos en un contexto natural particular generó paisajes culturales notables, el cultivo del tabaco, la producción azucarera o las plantaciones de café aportaron una gran variedad de testimonios y una cultura local de profundo arraigo en la cultura popular a través de manifestaciones como la arquitectura vernácula, la artesanía, la cocina, la música y la oralidad. El Valle de Viñales en Pinar del Río, El Valle de los Ingenios en Trinidad o la Gran Piedra en Santiago de Cuba nos muestran con gran autenticidad toda la riqueza cultural de estos paisajes y sus pobladores.

El patrimonio monumental cubano es relevante además por la arquitectura, que aborda un amplio espectro de estilos representativos de diferentes periodos históricos y que hoy testimonian las diferentes fuentes culturales de las cuales se nutrió la cultura nacional. Si bien son verdaderamente únicos los sistemas de fortificaciones coloniales que defendieron nuestras ciudades no menos sobresalientes son nuestras iglesias, teatros, palacios de gobierno y cementerios, etc.

No podemos pasar por alto el cuidado que el país le otorga al conocimiento de su historia y la conservación de la memoria histórica, por ello, el verdadero conocimiento de Cuba está en las vivencias que el visitante encontrará en cada rincón de nuestra geografía, en cada tarja o monumento que perpetúa en nuestra memoria quiénes somos, de dónde venimos.

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