Sol de Cuba comparte la satisfacción de los trabajadores del sistema del turismo revolucionario que arriba a sus 55 años de existencia. En apretada síntesis, con la meritoria contribuciónde protagonistas e historiadores, se aproxima a momentos y hechos decisivos que permitieron avanzar hasta el presente y que, más que una meta alcanzada, es punto de partida para mayores empeños.Sin duda, hay obras y hombres cuyo protagonismo resume la fuerza de un pueblo; por eso, los encontrarán en cada página de esta edición: Fidel Castro Ruz, Antonio Núñez Jiménez, Celia Sánchez Manduley y un grupo de colaboradores que apreciaron, desde 1959, las bellezas naturales y los valores históricos de todo el país, que representaban la realización de un turismo diferente.
En 1960, tras intensos recorridos desde el primer año del triunfo de la Revolución Cubana, Fidel afirmó: “El Gobierno Revolucionario ha invertido millones de pesos en favor del turismo. Y no solo eso, sino que nunca se había llevado a cabo un plan de obras (…) para construir centros turísticos y explotar las posibilidades extraordinarias que hay en ese orden en nuestro país”.
A partir de entonces y hasta los años de la década del 80 del siglo pasado, el turismo fue orientado, fundamentalmente, hacia el mercado nacional. En el año 1981, surge el Campismo Popular como modalidad económica para el disfrute de los cubanos.
Desde 1987, comienza a orientarse la actividad turística como un potencial servicio hacia el área internacional que ofreciera ingresos al país. Sin embargo, el movimiento turístico emerge con fuerza, en la década del 90, como la estrategia para lograr el impulso necesario a la economía cubana, afectada por el impacto de la desaparición del campo socialista.
El 10 de mayo de 1990, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz inauguró el hotel Sol Palmeras, en Varadero, gestionado por el grupo hotelero español Sol Meliá, el sexto más grande del mundo y número uno en la península Ibérica en apostar por el desarrollo turístico cubano. En aquella ocasión expresó: “Nuestros socios extranjeros no traen solo capital, traen otras cosas que tienen una importancia tan grande como el capital; traen algo que se llama experiencia, ¡experiencia!, en organización y explotación de instalaciones turísticas; experiencias al más alto nivel mundial que nosotros estamos muy lejos de tener, por mucho que a veces nos proclamamos inteligentes, y lo somos, pero inteligencia no quiere decir experiencia”.
Y agregó: “Nuestros asociados extranjeros traen mercados, porque tienen relaciones en el amplio mundo de la industria turística que nosotros no las tenemos. Queremos hacer instalaciones buenas, las mejores posibles, esos son los criterios de nuestros socios extranjeros y los criterios para nuestras propias instalaciones”.
El 21 de enero de 2003, durante la inauguración del hotel Playa Pesquero en el polo turístico de Holguín, Fidel detalló: “Asimismo, se ha trabajado por ampliar las ofertas extrahoteleras,
poniéndose a disposición de los turistas múltiples atractivos: red gastronómica, tiendas, medios de transporte turístico, centros de recreación musical, museos, clínicas especializadas, ofertas náuticas, opciones deportivas, facilidades para convenciones y congresos, eventos culturales, etc.”
Han transcurrido cinco décadas y media desde que se emprendió el proceso para hacer de Cuba un destino turístico sano y seguro, que tiene como principio el avance sostenible. En tal sentido, Fidel afi rmó: “Con gran optimismo y seguridad en el brillante futuro económico del país, inauguramos hoy este hotel y este polo turístico, para un turismo de paz,
de salud y de seguridad…”, convicción que rige la política turística del país.
Y la obra realizada, todavía con un largo camino por recorrer, justifica la celebración, siempre mirando al futuro, con una aspiración renovadora y creativa, como indicaron los precursores de este sector.
En este 20 de noviembre, 55 años después de creado el Instituto Nacional de la Industria Turística, le transmito una calurosa felicitación a todos los trabajadores del turismo