La Habana Mayabeque

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He mencionado solo una parte de los esfuerzos realizados en el desarrollo económico, industrial y agrícola. En realidad […] no he mencionado hoteles, ni las 20 bases de campismo creadas en la provincia, sobre todo las del litoral norte, que se han convertido en un lugar de gran atracción, no solo para el turismo nacional, sino también para el turismo  internacional.(Fidel Castro, Artemisa, 26 de julio de 1987)
Detén tu paso, caminante” ante esta ciudad que Carpentier llamara la Llave del Nuevo Mundo o Ciudad de las Columnas. Nacida en 1519, como la sexta villa fundada por la corona española en Cuba, La Habana se encuentra en la parte occidental del archipiélago y limita al oeste con la provincia de Artemisa, al este y sur con la provincia de Mayabeque, y al norte con el estrecho de la Florida.
 
Es la capital del país y su principal centro urbano, político, cultural y económico. Pero, como dijera Campoamor: y no es que sea capital, “porque hay capitales que no dicen mucho, o que nada dicen”, pero La Habana “no hace voto de silencio y dice algo” más que 726,75 kilómetros cuadrados en la superficie del territorio nacional. Su decir es más profundo y ella escogió la voz más alta.
 
Su ubicación estratégica, y el paso de la corriente del Golfo, le imprime un sello distintivo a su clima tropical respecto al resto del archipiélago. Sus costas, desde el peñasco del Morro y la loma de La Cabaña hasta Peñas Altas, son  eminentemente acantiladas y su relieve predominante llano; estos atributos despiertan el interés por visitar y el placer de vivenciar el contundente sonido que cierra la muralla y abre los sueños.
 
Llena de pasiones, leyendas y paradojas, su seductora historia, que cuenta más de 800 edifi caciones, cuyo origen oscila entre los siglos XVI y XIX, la hacen poseedora de unos valores monumentales y arquitectónicos más signifi cativos de  América. Así, el visitante puede encontrar interesantes museos, impresionantes proyectos de restauración y una variadísima cultura. Todas estas razones justifi can que en 1982 su Centro Histórico fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
 
Y es tan genuina y disfrutable hacia el centro, como en sus alrededores, con atractivos turísticos que vale la pena  disfrutar: Jardín Botánico Nacional, poseedor de más de 600 ha de vegetación representativa del país; Parque Zoológico Nacional, con más de 100 especies y un servicio especializado que incluye guías, restaurantes, paseos a caballo y en bote; Expocuba, gigantesco recinto ferial, y el Parque Lenin, orientación del máximo líder que Celia convirtiera en realidad, en un entorno seminatural a las puertas de la ciudad que conjuga el verde paisaje con un embalse, y varias instalaciones, encargadas de garantizar el transcurrir de un día inolvidable.
 
Su condición de sede de eventos de relevancia internacional, le han merecido el califi cativo de ciudad de grandes  acontecimientos. Algunos de los más signifi cativos son: Festival de Ballet de La Habana, Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, Festival Jazz Plaza, Congreso Internacional de Pedagogía y el Premio Casa de las Américas,  auspiciado por la institución de igual nombre y del cual han sido jurados personalidades tan distinguidas como Gabriel García Márquez y Mario Benedetti.
 
Es el principal destino turístico cubano y fi gura entre los más típicos del Caribe. Para impulsar el desarrollo de la industria del ocio, cuenta con la mejor infraestructura de transporte del país, decenas de restaurantes, terrenos de golf, marinas, terminal de cruceros y más de 10 200 habitaciones en hoteles con un servicio distinguido como el legendario Hotel Nacional, que ostenta la condición Memoria del Mundo; el Habana Libre, que con el advenimiento de la Revolución albergó su Puesto de Mando por un período de tres meses, o el Riviera, donde el 22 de enero de 1959 se hizo posible la Operación Verdad, con la participación de más de trescientos periodistas y la impresionante Conferencia de Prensa de Fidel mostrando al mundo la verdad de la Revolución triunfante.
 
Muchos dicen que es la ciudad que nunca duerme por su agitada vida nocturna, pero hasta hoy se desconoce de alguien incapaz de soñar en un recorrido por lo mejor y más bello del bolero cubano en Dos Gardenias, con la magia de un daiquirí en el Floridita, con la fantasía multicolor en el danzar y la música del Copa Room, el Parisién o Tropicana, que por más de setenta años ofrece el más grandioso show de su género a nivel mundial. Ella, la de extenso litoral con más de 14 playas seductoras, la de efervescencia de auténtica gente, ofrece un producto turístico eminentemente de ciudad, en el que se destacan los valores patrimoniales, la cultura, los eventos y viajes de incentivo.
 
Como dijera nuestro bardo Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, uno de sus hijos más ilustres, “y esto, esto que la sombra se volviera luz, /esto tiene un nombre, sólo tiene un nombre” el de aquel que La Habana acogiera el 8 de Enero, hace 55 años. El mismo que la convocó en representación de todos los cubanos para proclamar: “El turismo se puede desarrollar porque es un recurso económico del país, proveniente de los recursos de nuestro cielo, de nuestros mares, de nuestra atmósfera; no somos petroleros, tenemos que explotar el sol, el mar, el aire y las bellezas naturales de nuestro país”.

Acerca de MSc. Alberto Despaigne Martínez

Organización: Comisión Provincial de Historia del Turismo

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