ANTIGUO CÓCTEL CUBANO SURGIDO EN TIEMPOS DE LAS GUERRAS CONTRA ESPAÑA (1868-1898), ENTONCES EL TRAGO SE BEBÍA CALIENTE, SE DICE QUE PARA MITIGAR EL FRÍO Y LA DURA VIDA EN CAMPAÑA.
A solo unos pasos, de la plaza calle Real del Jigüe, en una singular casa, que otrora perteneció a Nicolás Pablo Vélez, se oferta un afamado cóctel que atrae a gran cantidad de transeúntes, los que no vacilan en saborearlo una y otra vez. La casa con igual nombre que esta peculiar bebida, La Canchánchara, agradece que haga de lo cotidiano lo excepcional, sin pasar por alto su gran valor arquitectónico y patrimonial.
Según indagaciones en la historia del turismo en el territorio, la vivienda es de las más sobresalientes de su época, fue pasando de familia en familia hasta el año 1984 cuando, de mutuo acuerdo con sus inquilinos, el Gobierno local la convirtió en casa de las infusiones y en el año 1994 se crea La Canchánchara. Para la puesta en explotación de este nuevo producto turístico, colaboraron especialistas de diferentes esferas como: la familia Santander, distinguida por su valioso aporte a la identidad trinitaria; Víctor Echenagusía, Teresita Ángel Bello y Alicia García, quienes fueron las personas que estuvieron en las negociaciones del inmueble, asesoraron y junto a otros, acondicionaron el lugar hasta convertirlo en lo que es hoy, un alto exponente para el estudio de la arquitectura trinitaria, dado que en ella se unen armónicamente estilos arquitectónicos de los siglos XVIII, XIX y XX.
El sello distintivo de la casa es la canchánchara, antiguo cóctel cubano surgido en tiempos de las guerras contra España (1868-1898), entonces el trago se bebía caliente, se dice que para mitigar el frío, la dura vida en campaña, protegerse de las diversas enfermedades respiratorias propias de las inclemencias del tiempo. Algunos afirman que la bebida también vigorizaba la fuerza para el combate, para ello se le adicionaban raíces y plantas hervidas.
Hoy, el visitante la puede disfrutar de igual forma, pero en un recipiente de barro significativo de la zona —externamente la superficie es rugosa hasta un poco más de la mitad, los bordes y su interior con una superficie bien pulida que garantiza la norma de higiene—; esta vasija se parece a los elementos utilizados por los mambises para beber durante la contienda.
Allí también se puede disfrutar del jugo de caña, que se obtiene de forma manual, de las habilidades del percusionista Alberto Pablo, clasificado por el voto popular entre los principales de Cuba, y es motivo de admiración la pericia de un experimentado torcedor que pone en las manos del visitante la posibilidad de deleitar el más puro de los puros; además, pueden adquirirse los más disímiles souvenirs, como recuerdo del inolvidable momento.