Dos hermanos al servicio del turismo

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Son dos hermanos trinitarios, Miriam y Reiner Rendón, quienes afirman sentirse muy honrados de serlo, ambos apasionados por su ciudad, por sus raíces, decididos a celebrar jubilosos el medio milenio de su terruño y que han estado vinculados durante años, al desarrollo del turismo en el territorio, por lo que decidimos entrevistarlos para nuestra revista.

Periodista: Reiner, me han dicho que a pesar de su edad, es uno de los trabajadores del Polo con más años en el sector ¿cómo llega al turismo?

Reiner: Llevo casi 27 años vinculado al desarrollo del sector turístico en la provincia. Comencé en abril de 1987, como técnico en Normalización, Metrología y Control de la Calidad, en el Departamento de Servicios de la Empresa Turística Sancti Spíritus, radicada en Trinidad.

Periodista: ¿Pudiera describir brevemente las actividades fundamentales que ha desempeñado durante estos años?

Reiner: La primera fue concluir el Hotel Ancón, que abrió sus puertas ese año, ya se iniciaban las principales inversiones extra hoteleras en la ciudad, donde solo existían La Canchánchara (1984) y el restaurante Trinidad Colonial y por supuesto, me vi inmerso en las significativas inversiones que demandó el creciente desarrollo del turismo en el polo y la mayor parte del tiempo me he desempeñado en el área de la dirección, ocupando diferentes cargos: Administrador del hotel Las Cuevas, Subdirector de Producto Turístico de la empresa, tarea que llevé a la par con la inversión del restaurante Plaza Santa Ana, que me dejaron administrando tras su apertura en 1994, luego me designaron director del hotel Horizontes Costasur, el complejo hotelero Rancho Hatuey-Rijo, el hotel Brisas Trinidad del Mar, Delegado de Cubanacán en el territorio, y, desde en enero de 2010, asumí la responsabilidad de ser Delegado del Ministro del Turismo en la provincia.

Periodista: Ahora quiero preguntarle a Miriam sobre su llegada al sector.

Miriam: Bueno, yo soy varios años más joven que Reiner, en el sector por supuesto, pues comencé en el 1992, como Directora de la Escuela de Trinidad, cuando ya existía en el país una experiencia en la formación hotelera y turística, profesores preparados y escuelas de renombre; pero coincidió con la apertura de Cuba al turismo internacional, que demandó una fuerte y rápida preparación de los recursos humanos del sector, considerado locomotora de la economía nacional. También fui Directora de la Escuela de Hotelería y Turismo de La Habana y actualmente directora de FORMATUR.

Periodista: Debe haber sido una experiencia interesante para ambos, pues no eran especialistas en el área.

Reiner: Sin duda significó un gran reto, imagínate a un guajiro como yo, que la única experiencia que tenía de la hotelería era una invitación que me hicieron a comer a Las Cuevas, Miriam y su esposo, creo que era un día de los enamorados. Cuando pedí un trago y el cantinero me preguntó si lo quería strikeo la roca, yo que no sabía lo que me estaba preguntando, pero que tampoco quería quedar mal parado, le dije con mucha seguridad: “¡Strike, pero me le echas unos hielitos!” Pero nuestros padres nos educaron con mucho sentido de la responsabilidad y la pertenencia, así que asumí el trabajo con entusiasmo y consagración, en este proceso continuo de cambio y transformación, que nos impregnó la magia de la industria de la hospitalidad.

Miriam: Fueron años de una intensa labor, que nos permitieron vivir el proceso de desarrollo de la industria turística cubana, formando a sus cuadros y trabajadores por una parte; y alcanzar también nuestra propia madurez como educadores, sobre todo porque no era una academia común, centrada solo en los alumnos en un aula, el Ministro nos exigió que debíamos insertarnos cada vez más en la empresa, ayudarla a detectar y solucionar sus problemas y ese ha sido nuestro mayor desafío.

Periodista: Pienso que en estos años han tenido muchas vivencias, anécdotas que contar, quizás puedan mencionar alguna.

Miriam: Bueno, en la familia quien tiene fama de “cuentero” es Reiner, pero esta es real. Los trinitarios somos muy dados a mantenerles los nombres antiguos a las cosas y cuando le dieron la tarea de restaurar la antigua cárcel y transformarla en un centro polivalente para el turismo a Reiner, yo fui a una reunión en La Habana, donde un amigo común me preguntó por él y yo le dije con mucha naturalidad: “¡Ahí, guapeando en la cárcel!” ¡Podrás imaginarte, qué cara puso ese hombre, hasta que yo le aclaré!

Reiner: Se aprende mucho en el quehacer cotidiano, de los más experimentados, se adquiere práctica, conocimientos. Además, se cometen errores, de los cuales también se sacan enseñanzas, no por gusto se dice que la experiencia es la maestra más exigente, primero te hace la prueba y después te da la lección. Yo no he estado excento de cometerlos y creo que del que más aprendí fue del error que cometí, cuando con buenas intenciones para reparar los daños de un ciclón a mi hotel, extraje arena donde no debía.

Periodista: Finalmente, ¿qué experiencia quieren compartir con nuestros lectores?

Miriam: Para mí, las vivencias tan valiosas en lo laboral y personal que te aporta el magisterio, pues te permite el intercambio constante con los estudiantes, observar su proceso de formación y crecimiento como seres humanos y profesionales, apreciar sus logros, sentirlos como propios, vibrar con sus triunfos y sufrir con sus desaciertos. No es posible ser maestro y permanecer al margen del desempeño de tus egresados.

Reiner: Pienso en lo importante que es trabajar con los subordinados, con los jóvenes, contribuir a inculcarles el amor por el oficio, las buenas prácticas y lo importante que es el turismo para el desarrollo de la economía nacional; además, porque nos brinda la oportunidad de trasmitirles a los visitantes los valores culturales, históricos y arquitectónicos de Cuba, reconocidos y puestos a disposición del mundo, como ocurre con las ciudades, centros urbanos y otros sitios declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad, como es el caso de nuestra ciudad.

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